Roma, la ciudad eterna. Roma, la capital del imperio romano, el centro del mundo mediterráneo durante muchos siglos. Roma y el auge del poder de la Iglesia y el papado. Roma, sede del cristianismo y lugar de peregrinaje. Roma es historia pero también es arte. Roma es el lugar donde artistas de la talla de Rafael, Miguel Ángel, Bernini o Borromini trabajaron y nos legaron sus obras maestras. Roma es estimulante, impresionante e inspiradora.

En este post te contamos todo lo que ver en Roma en 3 días y, si estás planificando tu visita, quizás te resulte interesante echarle un vistazo a nuestra guía para visitar Roma.

 

UN POCO DE HISTORIA

Roma nació como una humilde ciudad-estado pero con el paso de los siglos se convertirá en el último y mejor organizado imperio de la Antigüedad, unificando Italia y todos los países del Mediterráneo.

Cuenta la leyenda que Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los gemelos Rómulo y Remo y para salvarlos, fueron arrojados en una canasta al Tíber. La loba Luperca los encontró, los amamantó en su cueva del Monte Palatino y luego un pastor los crió. Cuando eran adultos, Rómulo y Remo fundaron la ciudad de Roma sobre el Monte Palatino. Rómulo delimitó la nueva ciudad y juró matar a quien osase traspasarla. Remo le desobedeció, por lo que Rómulo mató a Remo y fue el primer rey de Roma.

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Coliseo romano

La fecha para la fundación varía entre 758 a. C. y 728 a. C. pero todas las versiones estaban de acuerdo en que la ciudad fue fundada el 21 de abril, un día santo dedicado al sagrado culto de Pales, diosa de los pastores. El nombre de Roma parece que se refiere a Rómulo, pero hay otras hipótesis, que lo relacionan con el río Tíber, cuyo nombre era Rumon en etrusco.

La historia de la antigua Roma se puede dividir en tres periodos: la Monarquía, la República y el Imperio Romano.

La Monarquía romana fue la primera forma política de gobierno y va desde el momento de su fundación, el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C.

Durante la etapa de la República (del 509 a. C. al 27 a. C.) el gobierno de la ciudad estuvo en manos de las clases más ricas y nobles y la soberanía la ejercían el Senado y los Comicios, quedando expresada en la tradicional fórmula que adorna hasta hoy el escudo de Roma: SPQR, que significa «Senatus Populusque Romanorum» (el Senado y el pueblo de los romanos).

La Roma republicana fue un estado guerrero y así es como se convirtió en un vasto imperio conquistando a lo largo de los siglos Cartago, España, Portugal, la región de la Galia (actual Francia, Bélgica, Suiza, el sur de Alemania), Macedonia, Grecia, Siria y Egipto.

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Ruinas Largo di Argentina

El Imperio fue la tercera etapa del desarrollo de la Antigua Roma. En un comienzo los emperadores mantuvieron la ficción de la existencia de la República pero durante los siglos III y IV los emperadores se transformaron en monarcas absolutos y toda ficción de república desaparece.

Algunos de los emperadores más destacados, recordados la mayoría por su buen juicio fueron Tito, Trajano, Marco Aurelio o Constantino (el primer emperador cristiano). Otros emperadores como Calígula, Nerón y Domiciano, se caracterizaron por su crueldad y locuras.

En el año 476 el último emperador de Occidente fue destronado por los bárbaros y dejó formalmente de existir, mientras que el Imperio Romano de Oriente sobrevivió a las invasiones germánicas y existió mil años más.

Estatua emperador Nerva

Durante el período que sigue a la caída del Imperio Romano de Occidente, Roma pasará por las manos de bizantinos y los lombardos. Pero también en estos momentos se gesta el poder del Papado.

Durante la Edad Media, Roma estará bajo un control relativo de los papas en los aspectos políticos, civiles, administrativos y económicos y se convierte en la base del Pontificado Romano. El Papado fue, poco a poco, reforzando su autoridad religiosa, política y civil. Además durante esta época muchos peregrinos acudían a la ciudad eterna, que albergaba las tumbas de san Pedro, san Pablo y otros santos y mártires y donde podían recibir la bendición papal y expiar sus pecados.

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Basílica de San Pedro

Durante la Edad Moderna, Roma es la capital espiritual y política del mundo católico y desempeñará una función importante en el desarrollo del movimiento cultural y artístico del Renacimiento. A Roma afluyeron notables arquitectos italianos: Bramante, Rafael o Miguel Ángel; pintores y escultores como Botticelli, Leonardo Da Vinci o Caravaggio. Estos artistas dejaron en Roma algunas de las obras maestras del arte universal, como la colección de frescos de la Capilla Sixtina.

Durante el siglo XVII Roma pierde protagonismo internacional pero la ciudad se expande desde el punto de vista urbano, se embellece gracias al Barroco y adquiere su rostro actual.

Italia durante el siglo XVIII está fragmentada en pequeños estados en continua rivalidad hasta que en el siglo XIX se produce la unificación italiana y Roma se convierte en la capitalDurante la primera mitad del siglo XX se crea el pequeño Estado de la Ciudad del Vaticano, sucesor de los Estados Pontificios, y que le asegura al Papado su independencia política.

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Fachadas de Roma

 

QUÉ VER EN ROMA

En este mapa de Italia, en el desplegable de Roma, encontrarás todos los lugares que mencionamos en este post.

Día 1: El centro histórico

Puedes comenzar la visita por la Plaza del Popolo, una de las plazas más populares de Roma, situada al norte de la ciudad. La Plaza del Popolo da comienzo a la Vía Flaminia y era la entrada a la ciudad en tiempos del Imperio. En el centro de la plaza se alza un obelisco egipcio de 24 metros de altura dedicado a Ramses II y que se conoce como obelisco Flaminio. Estaba ubicado en el Circo Máximo desde el año 10 a. C. pero fue trasladado a la Piazza del Popolo a finales del siglo XVI. También aquí puedes visitar la Iglesia de Santa María del Popolo, donde puedes ver dos obras del pintor Caravaggio. Además, también están las iglesias gemelas de Santa María dei Miracoli y Santa María in Montesanto. Te recomendamos que subas a los Jardines del Pincio porque desde ahí se tienen las mejores vistas de esta plaza.

Continúa tu recorrido por la Via del Babuino en dirección a la Plaza de España pero fíjate en la estatua del Babuino que está a mitad de camino. Es la representación de un sileno yacente, llamado por el pueblo de Roma babbuino por su aspecto bruto y deforme, más similar a un simio. Es una de las seis estatuas parlantes de Roma, es decir, estatuas sobre las que se pegaban críticas en forma de poemas o composiciones ingeniosas y que trataban, sobre todo, temas políticos.

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Plaza de España

La Via del Babuino desemboca en la famosa Plaza de España, llamada así porque aquí estuvo situada la embajada española ante la Santa Sede desde el siglo XVII. Las escalinatas de la Plaza de España son, sin duda, lo más conocido de este lugar y suelen estar bastante concurridas. Cerca de la Plaza de España está uno de los locales de Pompi Tiramisú, uno de los lugares más famosos para probar el dulce italiano por excelencia: el tiramisú. Puedes pedirlo para llevar y dejarlo para el postre.

Desde ahí te recomendamos caminar hasta la Iglesia San Carlo alle Quattro Fontane, la gran obra del arquitecto Borromini. Se construyó entre 1638 y 1641 y destaca su fachada, alta y estrecha, con ventanas cóncavas y convexas. En el interior destaca la cúpula ovalada decorada con hexágonos y octógonos. Muy cerca de ahí está la Iglesia de Santa Maria della Vittoria, donde te recomendamos entrar para ver la escultura del éxtasis de Santa Teresa del escultor Bernini. Por último, acércate a ver el Palacio del Quirinal, una de las tres residencias oficiales del presidente de la República italiana. Tiene una superficie de 60.000 m², siendo así el sexto palacio más grande del mundo en superficie.

A partir de este punto del recorrido es hora de perderse y callejear por el centro de Roma para descubrir algunos de los lugares más famosos de la ciudad eterna. Puedes empezar por la monumental Fontana di Trevi. La leyenda cuenta que una doncella le indicó al general Agripa el emplazamiento de un manantial a las afueras de Roma y Agripa construyó un acueducto para traer agua a la ciudad. La fuente actual es obra de un Nicola Salvi, apenas conocido y que sorprendió al mundo con este diseño que es espectacular. Es un lugar que suele estar demasiado lleno de gente, por lo que si quieres ver este lugar vacío, te recomendamos que un día madrugues y te acerques hasta aquí solamente para verla sin tanto gentío.

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Fontana di Trevi

Después puedes acercarte a ver la columna de Marco Aurelio, construida entre los años 176 y 192 para conmemorar la muerte de Marco Aurelio y que narra las victorias de este emperador contra los germanos y sármatas. Muy cerca de la columna está el templo de Adriano, del que actualmente solo se conservan once columnas corintias de 15 metros de altura. Los restos están incorporados en un edificio del siglo XVII que fue la Bolsa de Roma.

Después de tanto pateo, probablemente tengas hambre así que te recomendamos parar a comer por alguno de los restaurantes de la zona. Si quieres comer un buen panini te recomendamos Pane e Salame. Para el postre puedes acercarte a una de las heladerías más famosas para degustar uno de los mejores helados de la ciudad: Giolitti. ¡Buenísimos!

Con el estómago lleno te puedes acercar a ver uno de nuestros monumentos favoritos en Roma: el Panteón de Agripa. Es uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma y esto es porque el edificio se convirtió en iglesia. El Panteón es perfecto en equilibrio y armonía de sus formas y en su construcción. Pero lo realmente impresionante es su interior donde el espacio lo domina la inmensa cúpula.

Es la cúpula de hormigón sin armar más grande del mundo. En el centro está el óculo, que deja pasar la luz y la lluvia, y la altura desde el óculo y el diámetro del interior son las mismas: 43,44 metros. Es incluso más grande que la cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano, que mide 42 metros.

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El Panteón de Agripa

Muy cerca del Panteón están las Iglesia de San Ignacio de Loyola, una iglesia barroca de 1626 donde lo interesante son las dos ilusiones ópticas del fresco de la bóveda y del presbiterio realizadas con la técnica del trampantojo y la Iglesia Santa Maria Sopra Minerva, considerada la única iglesia gótica de Roma. Recibe el nombre de una diosa romana porque está construida sobre un templo dedicado a la diosa Minerva. Frente a la fachada principal está la estatua del elefante y el obelisco, diseñada por Bernini.

Después puedes visitar el Largo di Torre de Argentina, una plaza donde se pueden ver las ruinas de cuatro templos romanos y los restos del Teatro de Pompeyo. Además, aquí fue el lugar donde Julio Cesar fue apuñalado a muerte el 15 de marzo del 44 a. C.

Desde aquí te recomendamos acercarte primero al Campo de Fiori, un lugar donde hasta el siglo XV había un campo florido, de ahí su nombre. En el año 1456 el papa Calixto III hizo pavimentar la plaza. A día de hoy todos los días (excepto los domingos) hay un mercadillo en esta plaza, donde puedes aprovechar para comprar el queso pecorino romano.

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Campo de Fiori

Desde aquí encamina tus pasos hacia la plaza más barroca de toda Roma: la Piazza Navona. Es una plaza alargada ya que aquí se encontraba el estado de Dominicano y sobre sus ruinas se levantaron casas y palacios en la Edad Media. Sin embargo, es en época barroca cuando se transforma la plaza en lo que hoy conocemos.

En el centro está la Fuente de los Ríos de Bernini: una fuente con cuatro figuras monumentales de los principales cuatro ríos de los cuatro continentes conocidos hasta el momento. Sobre ella se levanta un obelisco egipcio, como antiguamente se hacía en los circos romana y recordando así el origen del lugar. Junto a la fuente está la Iglesia de Sant’Agnese in Agone, diseñada por Borromini. Es un lugar muy animado. En uno de sus extremos está el Pasquino, otra de las esculturas parlantes de Roma.

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Detalle de la fuente de la Plaza Navona

En los alrededores de la Piazza Navona está la Iglesia de San Luis de los Franceses, donde hay tres obras de Caravaggio en la Capilla Contarelli, y la Iglesia de San Ivo alla Sapienza, del arquitecto Borromini, considerada por muchos su obra maestra y una de las obras maestras de la arquitectura barroca.

Después puedes dar un paseo por la ribera del rio Tíber hasta el guetto judío donde puedes ver el Teatro Marcelo, el Pórtico de Octavia y la Sinagoga de Roma. Desde aquí te recomendamos cruzar por la Isla Tiberina hacia el barrio del Trastevere, el lugar perfecto para terminar el día. Aquí podrás tomar algo o cenar en alguno de sus muchos restaurantes. 

Día 2: La ciudad del Vaticano

Este día te proponemos dedicarlo a la Ciudad del Vaticano y, cuando planifiques tu visita, es importante que tengas en cuenta que este día no coincida con domingo. Si es así, cambia tus planes.

La Ciudad del Vaticano, un estado ubicado dentro de Roma, es la sede central de la Iglesia Católica Romana. Para llegar a la Ciudad del Vaticano puedes hacerlo en los numerosos autobuses que circulan por la ciudad. Durante nuestra última visita y debido a la pandemia del Covid-19, Roma apenas tenía turismo por lo que no tuvimos que lidiar con las odiosas colas que caracterizan a la ciudad eterna. Si visitas Roma y vuelve a haber mucho turismo, es conveniente que madrugues para ver la Ciudad del Vaticano.

La historia de la Basílica de San Pedro comienza en el siglo IV cuando el emperador Constantino decide construir una basílica en el lugar donde había sido enterrado el apóstol Pedro. Pero el diseño actual es del siglo XVI, cuando el papa Julio II decide reemplazar la basílica ya existente por una nueva. En el proyecto participan artistas de la talla de Bramante, Rafael y Antonio da Sangallo el Joven, aunque el proyecto definitivo es de Miguel Ángel.

La Basílica en datos es impresionante: ocupa 22.067 m², mide 186 metros de largo (con los muros y el pórtico son 218 metros), la fachada mide 114 metros de ancho, el diámetros de la cúpula son 42,56 metros y tiene 136,57 metros de altura hasta lo más alto de la cruz.

Te recomendamos que comiences la visita por el interior de la basílica de San Pedro, que es simplemente espectacular. Abre de 07:00 a 18:30 en invierno (de octubre a marzo) y de 07:00 a 19:00 en verano (de abril a septiembre). Ten en cuenta que los miércoles por la mañana está cerrada hasta las 13:00 porque hay audiencia papal y que los domingos el Papa reza el Ángelus asomado a la plaza.

Para entrar en la basílica hay que pasar un control de seguridad y debido a la pandemia del Covid-19 también te miden la temperatura. Es importante que lleves una vestimenta adecuada ya que para entrar al interior debes llevar las piernas cubiertas hasta la rodilla y los hombros tapados.

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Interior de la Basílica de San Pedro del Vaticano

Es la iglesia con el interior más grande del mundo. Dentro no debes perderte la Piedad de Miguel Ángel, una absoluta obra maestra; la estatua de bronce de San Pedro, conocida como El Pescador; la tumba de San Pedro, el baldaquino de bronce de Bernini, mandado construir por el papa Urbano VIII; el interior de la cúpula, decorada con mosaicos, como la mayoría de la basílica, aunque parecen frescos. De lejos y en el ábside, al que no puedes acercarte, está la cátedra de San Pedro, el monumento de Pablo III Farnese y el monumento de Urbano VIII de Bernini.

Tras la visita al interior de la Basílica de San Pedro te recomendamos subir a la cúpula para disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad. La entrada está a la derecha de la entrada principal de la basílica. Hay dos entradas: la que no incluye ascensor, que cuesta 8 euros y en la que subes 551 escalones y la entrada que incluye el ascensor para el primer tramo, que cuesta 10 euros y con la que debes subir los últimos 320 escalones a pie. Te advertimos que si eres claustrofóbico puede agobiarte, ya que hay algunos tramos estrechos, la pared se inclina y la sensación es de mareo y claustrofobia. Sin embargo, las vistas de Roma y de la Plaza de San Pedro desde las alturas son espectaculares.

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Vistas desde la cúpula

Tras la visita de la cúpula, te recomendamos que te tomes algo de tiempo para disfrutar de la fachada de la Basílica de San Pedro y de la grandiosa plaza. En la plaza no debes perderte: el obelisco egipcio que estaba situado en el Circo de Nerón, las fuentes a ambos lados del obelisco, las ventanas de las habitaciones del Papa y la Capilla Sixtina, con la chimenea para la fumata de los cónclaves.

Después de esta agotadora visita, y antes de dirigirte a los Museos Vaticanos, te recomendamos que pares a comer para coger fuerzas. Por esta zona te recomendamos comer en el Ristorante dei Musei o en la Tavernella.

Los Museos Vaticanos son, precisamente eso, varios museos que albergan alrededor de 700.000 piezas en sus más de 40.000 m². Hay de todo: desde restos arqueológicos de las grandes civilizaciones de la antigüedad, como la egipcia, hasta obras de arte de los más grandes artistas, como Rafael o Miguel Ángel. Como puedes imaginarte, es imposible poder ver todo lo que se expone en estos museos, ya que se necesitarían semanas. Por eso es muy importante que planifiques bien tu visita y tengas claro cuáles son las obras imprescindibles que no debes de perderte.

La entrada a los Museos Vaticanos suele ser uno de esos lugares con colas en Roma por lo que es recomendable que lleves tu entrada online reservada para evitarlas. Actualmente y debido a la pandemia del Covid-19, solamente puedes acceder a los Museos Vaticanos con una entrada online que puedes reservar en este enlace de su página. Nosotras reservamos nuestra entrada unos 45 minutos antes de entrar y fue algo insólito ver la entrada completamente vacía y sin colas. Los Museos Vaticanos abren de 08:30 a 18:30 (los domingos están cerrados) y la entrada cuesta 17 euros. Calcula aproximadamente unas 3 horas para hacer el recorrido corto, aunque naturalmente puedes estar mucho más tiempo en el museo.

Entre las colecciones que no debes perderte la Pinacoteca, donde destacan los Ángeles de Melozzo da Forli, Transfiguracion de Cristo de Rafael, el San Jerónimo de Leonardo da Vinci y el Descendimiento de la Cruz De Caravaggio. Tampoco debes perderte el Museo Pio Clementino es la colección de escultura griega y romana más importante del mundo y, sin duda alguna, uno de los momentos cumbre de la visita a los museos eclesiásticos.

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Museos Vaticanos

Los Museos Vaticanos también cuentan con una pequeña colección egipcia: el Museo Gregoriano Egipcio y la Galería de los Mapas es una de las salas más impresionantes.

Las Estancias de Rafael son los apartamentos privados del Papa Julio II que decoró Rafael y donde puedes encontrar alguna de las pinturas más importantes de este artista y de los Museos Vaticanos, como la Escuela de Atenas, el Parnaso y Las Virtudes Cardinales y la Ley.

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La Escuela de Atenas de Rafael

Todo este recorrido culmina en la Capilla Sixtina, cuyos frescos son obra de Miguel Ángel y donde conviene detenerse un buen rato ya que es una de las grandes obras maestras de todos los tiempos. Aunque la estancia suele estar llena, conviene que disfrutes con tranquilidad de esta maravilla. Si quieres, puedes consultar nuestra guía completa para visitar la Ciudad del Vaticano y no perderte nada.

Tras la visita de los Museos Vaticanos, te recomendamos que te dirijas hacia el río Tiber, dejando atrás la ciudad del Vaticano para ir a ver el Castillo de Sant’ Angelo. Es una fortaleza situada en el margen derecho del río Tíber que se comenzó a construir en el año 135 por el emperador Adriano que pretendía usarlo como mausoleo para él y su familia. El ángel es en recuerdo a la visión del Arcángel San Miguel que tuvo el Papa Gregorio I anunciando el fin de la gran epidemia de peste en el año 590. Desde el Puente de Sant’Angelo se tiene unas preciosas vistas de la ciudad de Roma y es un lugar perfecto para ver el atardecer.

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Vistas desde el Puente de Sant’Angelo

Si aún tienes tiempo, te recomendamos que tomes el autobús 115 para subir a la colina del Gianicolo desde donde también puedes disfrutar de un bonito atardecer. Para bajar de la colina puedes ir por el otro lado de la colina, pasar por la Fuente dell’Acqua Paola y terminar tu día en el Trastevere. Sí, lo reconocemos: es nuestro lugar preferido para pasar las noches romanas. Podemos cambiar la frase de “todos los caminos llevan a Roma” por “todas las rutas acaban en el Trastevere”. Si has elegido alojarte por allí, como fue nuestro caso, estarás cerca de tu alojamiento.

Día 3: Coliseo, Foro Romano, Palatino y Trastevere

Roma fue la capital del Imperio Romano, por lo que fue una de las ciudades más importantes del mundo antiguo y son numerosos los restos arqueológicos que podemos encontrarnos por toda la ciudad. Hoy es el día en el que te proponemos visitar alguno de los monumentos romanos más importantes e impresionantes de la ciudad. Te recomendamos que madrugues para acercarte a ver una de las maravillas del mundo moderno: el Anfiteatro Flavio, también conocido como el Coliseo. Como otros lugares en Roma, suele ser un lugar bastante concurrido, por lo que madrugar puede ser una buena opción para disfrutarlo sin tanta gente.

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Coliseo romano

Fue el anfiteatro más grande jamás construido y las obras empezaron bajo el mandato del emperador Vespasiano entre los años 70 d. C. y 72 d. C. y terminaron en el año 80 d. C., bajo el mandato de Tito. Era el sitio donde tenían lugar las luchas de gladiadores y espectáculos públicos y en la antigüedad tenía un aforo para unos 65.000 espectadores, con 80 filas de grandes. Los que estaban cerca de la arena eran el Emperador y los senadores y, a medida que se ascendía, se situaban los estratos inferiores de la sociedad. Su inauguración duró 100 días, participando en ella todo el pueblo romano y muriendo en su celebración decenas de gladiadores y fieras que dieron su vida por el placer y el espectáculo del pueblo.

El Coliseo se puede visitar por dentro y merece mucho la pena. La entrada para el Coliseo incluye también la entrada al Foro Romano y al Palatino. Para evitar colas, te recomendamos reservar tu entrada online y sin colas. La entrada cuesta 12 euros y abre de 08:30 a 19:00.

Cerca del Coliseo te recomendamos que te acerques a la Iglesia de San Pietro in Vincoli, una iglesia construida en el siglo V para albergar las cadenas con las que San Pedro fue encarcelado en Jerusalén. Se encuentran bajo el Altar Mayor, en un relicario aunque lo que no debes perderte en esta iglesia es el mausoleo del Papa Julio II, compuesto por una impresionante estatua de Moises que fue realizada por Miguel Ángel. La iglesia abre de 08:00 a 12:30 y de 15:00 a 19:00.

Después regresa al Coliseo y acércate al arco de triunfo de Constantino, el más moderno de los tres arcos de triunfo que quedan en pie. Fue erigido en el año 315 para conmemorar la victoria de Constantino I el Grande en la batalla del Puente Milvio. Después dirígete a la entrada del Foro Romano, la zona central de la ciudad de Roma, donde estaban las instituciones de gobierno, mercado y religión y donde se desarrollaba la vida pública. En el Foro Romano no debes perderte la Vía Sacra, el Arco de Tito que conmemora la victoria de Roma sobre Jerusalén, el Arco de Severo Séptimo, el templo de Antonino y Faustina, la Basílica de Majencio y Constantino, la Curia, la Columna de Foca o el templo de las vestales.

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El arco de Constantino y el Coliseo

Después puedes subir al Palatino, que es la más céntrica de las siete colinas de Roma y una de las partes más antiguas de la ciudad, ya que parece que estuvo habitado desde el año 1000 a. C. Cuenta la leyenda que la cueva en la que vivía la Luperca, la loba que amamantó a Rómulo y Remo, vivía en el Monte Palatino. Además, aquí es donde Rómulo fundó la ciudad tras matar a su hermano Remo.

En el Palatino se pueden ver muchas edificaciones construidas por la alta sociedad romana ya que desde el periodo republicano los ciudadanos de la clase alta se instalaron en este monte. Destaca la Domus Flavia, la Casa de Livia, la Casa de Augusto y el Hipódromo de Domiciano. Además, desde el Palatino puedes disfrutar de unas buenas vistas del Foro Romano.

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Foro romano

Cuando termines la visita te recomendamos hacer una parada para comer. Con el estómago lleno es hora de recorrer la Vía de los Foros Imperiales, que une el Coliseo con la Plaza Venecia. Los foros imperiales es un conjunto de 4 foros de los emperadores César, Augusto, Nerva y Trajano. El foro de Trajano es el más grande y alberga el Templo de Trajano, la Columna de Trajano, que conmemora la batalla contra la Dacia. Muy cerca está el Mercado de Trajano, construido en ladrillo y que en la actualidad, el Mercado de Trajano alberga el Museo de los Foros Imperiales.

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Mercado de Trajano

La Vía de los Foros imperiales culmina en la Plaza Venecia, donde el edificio que domina es el Monumento Nazionale a Vittorio Emanuele II o conocido también como el Altar de la Patria. Fue inaugurado en 1911 para rendir homenaje a Victori Manuel II, primer rey de Italia tras su unificación. Se puede visitar de forma gratuita.

Desde aquí te recomendamos subir a la Plaza del Campidoglio, una plaza diseñada por Miguel Angel que está sobre la Colina Capitolina. En el centro de la plaza destaca una figura ecuestre de Marco Aurelio hecha en bronce, aunque en la actualidad la de la plaza es una reproducción. En la esquina entre el Palazzo Senatorio y el Palazzo Nuovo está la una copia de la mítica escultura de la Loba Capitolina con Romulo y Remo. Entre los edificios que destacan en la plaza están los Museos Capitolinos.

Los Museos Capitolinos están formados por dos edificios principales, de ahí el nombre en plural, llamados Palazzo dei Conservatori y Palazzo Nuovo. Están considerados como los más antiguos del mundo, ya que se fundaron en 1471 y es el mayor museo de arte romano del mundo. Abre de martes a domingo de 9.30 a 19.30 y la entrada cuesta 15 euros.

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Plaza Campodoglio

Te recomendamos que a la parte de detrás del Palacio Senatorio para tener una de las mejores vistas del Foro Romano. Después puedes acercarte a la Iglesia de Santa María in Cosmedín, donde está la célebre piedra conocida como la Boca della Verità, y también puedes acercarte a ver el Circo Massimo.

Para finalizar el día te recomendamos que te pierdas por el Trastevere y por sus calles. Aquí no puedes perderte la Iglesia de Santa Maria del Trastevere aunque lo mejor de este barrio es callejear y descubrir pequeños rincones con encanto. Como siempre, te recomendamos que finalices el día comiendo en uno de los muchos restaurantes que tiene este barrio.

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Pasta cacio e pepe

 

Esperamos que este recorrido de tres días por la ciudad eterna os sea útil y que podáis disfrutar de una de las ciudades que más nos gustan en Italia.

 

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