Barcelona es la capital mundial del modernismo y esto es gracias a la obra de arquitectos como Gaudí, Domènech i Montaner y Puig i Cadafalch que, junto con otros arquitectos, construyeron en la Barcelona de principios de siglo XX maravillosos edificios, algunos de los cuales son iconos de la ciudad condal. En este post te proponemos tres rutas del modernismo por Barcelona para que descubras los edificios modernistas más emblemáticos de la ciudad condal.

 

¿QUÉ ES EL MODERNISMO CATALÁN?

Antes de comenzar la ruta del modernismo por Barcelona nos gustaría aclararte qué es el modernismo catalán y cuáles son sus características principales. El modernismo catalán fue un movimiento cultural impulsado por intelectuales, artistas y escritores catalanes que querían la modernización cultural de Cataluña para conseguir una sociedad como la de sus vecinos europeos. Este movimiento tuvo lugar entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX y, aunque es una corriente que surge en toda Europa y que recibe diferentes nombres según su localización geográfica (art nouveau, Jugendstil, sezession), el movimiento modernista catalán tiene una personalidad propia.

Aunque generalmente se asocia el modernismo catalán con la arquitectura, lo cierto es que se extendió a otras artes plásticas como la pintura y la escultura, e incluso a otras disciplinas como la literatura.

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Detalle de las torres de la Sagrada Familia

A lo largo de este post vamos a hablar de diferentes edificios modernistas catalanes y por ello es interesante saber cuáles son las características principales de este movimiento en cuanto a la arquitectura:

  • Predominan las líneas curvas sobre las líneas rectas, los colores vibrantes y son edificios profusamente decorados.
  • Existe una predilección por las formas inspiradas en la naturaleza pero también toman elementos de la arquitectura islámica y gótica, como la cerámica, los patrones repetidos o los capiteles.
  • Experimentan con diferentes materiales y por eso no es raro encontrar vidrieras, hierro, piedra o azulejos, todo ello en la misma fachada. 

Sin duda, Antoni Gaudí es el arquitecto más conocido del modernismo catalán y es que sus obras son iconos de la ciudad de Barcelona. Pero también existen otros arquitectos importantes cuyos edificios son igualmente emblemáticos: Lluís Domènech i Montaner, autor del Palau de la Música Catalana y el Hospital de Sant Pau y Josep Puig i Cadafalch, el arquitecto de la Casa Amatller, entre otras.

 

RUTAS DEL MODERNISMO CATALÁN

En este post te proponemos tres rutas a pie por Barcelona para descubrir todos los edificios modernistas de la ciudad. En el mapa de España, en el desplegable de Barcelona encontrarás todos los edificios que mencionamos en este post.

 

La ruta del modernismo por el Eixample

La mayoría de los edificios modernistas de Barcelona se encuentran en el Eixample, uno de los barrios de Barcelona que se construyó en los años de la industrialización de Cataluña a finales del siglo XIX y comienzos del XX. El “ensanche” es una amplia zona al norte de la Plaza de Catalunya y que se extiende hacia la izquierda y hacia la derecha del Paseo de Gracia (Eixample Esquerra y Eixample Dreta respectivamente).

Empezamos el paseo por la Casa Calvet, obra de Antonio Gaudí y que fue construida en 1900 por encargo de un empresario textil. Es un edificio privado y no se puede visitar por dentro pero merece la pena acercarse para ver su fachada, algo más ortodoxa y sobria que el resto de los edificios de Gaudí. Si puedes, asómate al vestíbulo, siempre con respeto y sin olvidar que es un edificio privado. En la fachada destaca la tribuna del primer piso, con esculturas de flores y setas, un escudo de Cataluña y referencias a la hospitalidad (un ciprés), la paz (una rama de olivo) y la abundancia (dos cornucopias).

Como curiosidad, cuando Gaudí construyó este edificio no se dio cuenta de que sobrepasaba en algunos metros de altura el máximo que permitía las ordenanzas municipales. Cuando se lo advirtieron, Gaudí rechazó totalmente la modificación de los planos y ‘amenazó’ con cortar horizontalmente. Por aquel entonces, Gaudí ya era un arquitecto conocido y bien considerado así que se acabó haciendo la vista gorda con la altura del edificio. 

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Casa Calvet

Muy cerca están las Casas Joaquim Cabot, que son un conjunto de casas que están situadas en la calle de Roger de Llúria y que fueron proyectadas por Josep Vilaseca para Joaquim Cabot en el año 1905, de ahí su nombre. Sobre todo, destaca la decoración de la fachada de la casa del número 8.

Continuamos nuestra ruta y nos acercamos a la Casa Pía Batlló, construida entre 1891 y 1896, y es la obra más representativa de Josep Vilaseca. Está situada en la esquina que forman la Rambla de Catalunya y la Gran Vía de les Corts Catalanes. El edificio, con aire neogótico, destaca por su simetría. Tiene una planta baja y cuatro pisos y se pueden ver dos tribunas coronadas por unas torres-miradores muy trabajadas con hierro fundido, vidrio y tejas de cerámica.

Continuamos nuestro paseo y nos dirigimos hacia el Museo del Modernismo Catalán (MMCAT), inaugurado en 2010 y dedicado íntegramente al modernismo catalán. Ocupa dos plantas de un edificio modernista del arquitecto Enric Sagnier. Si quieres conocer más acerca de esta corriente artística puedes visitar el museo, ya que aquí se muestran más de 350 obras, entre pinturas, esculturas, mobiliario y vidrieras, de 42 artistas representativos de esta corriente artística. Muy cerca del museo está la Casa Granell, construida entre 1896 y 1900, obra de Jeroni Ferran Granell y Manresa. Es un edificio de 5 pisos, de composición simétrica y en su fachada destaca la tribuna, el trabajo de forja de las barandillas de los balcones de los primeros pisos y el coronamiento de la fachada en forma de cornisa ondulada.

Desde aquí, es hora de encaminarse a la que se conoce como “la manzana de la discordia” en el Paseo de Gracia, ya que en apenas unos metros podemos ver tres edificios de los tres arquitectos más importantes del modernismo catalán: Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.

El primero de estos tres edificios que nos encontramos es la Casa Lleó i Morera del año 1902, que una de las obras más importantes de Lluís Domènech i Montaner. La Casa Lleó i Morera hace esquina y es asimétrica. Sin embargo, Domènech i Montaner sitúo tres galerías y un templete profusamente decorado en el ángulo del edificio para disimular esa asimetría. En la fachada destaca la decoración de los balcones del primer piso. En ellos se pueden ver figuras femeninas que llevan en las manos diferentes objetos. Son alegorías que hacen referencia a recientes avances tecnológicos de comienzos del siglo XX: la fotografía, la electricidad, el fonógrafo y el teléfono. Es un edificio privado pero se puede visitar de forma virtual en este enlace

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Casa Lleó i Morera

A escasos metros está la Casa Amatller, uno de los máximos exponentes del modernismo catalán, que obra de Josep Puig i Cadafalch, quien recibió el encargo de Antoni Amatller, un industrial chocolatero. Es un edificio espectacular al que a veces no se le presta demasiada atención porque está situado al lado de la Casa Batlló de Gaudí. El edificio está inspirado en las casas holandesas del siglo XVII y tiene una fachada cubierta con cerámica en forma triangular y plana en la parte superior. En la decoración destacan motivos típicamente catalanes, como San Jordi matando al dragón que se puede ver en la puerta de entrada. En el interior hay una pequeña cafetería dónde te recomendamos que te tomes un chocolate a la taza: está exquisito, cuesta 3,50 euros y puede servirte de descanso en tu ruta del modernismo de Barcelona. Si quieres, también puedes visitar este edificio por dentro. En este enlace encontrarás los precios y horarios.

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Casa Amatller

Sin embargo, el edificio que atrae todas las miradas en esta manzana de la discordia es la Casa Batlló, del arquitecto Antoni Gaudí. Fue construida por encargo de la familia Batlló sobre un inmueble ya existente, que este genio de la arquitectura reformó completamente para crear lo que hoy se considera una de sus creaciones más relevantes. Su fachada es un espectáculo para la vista, una apología de la felicidad, un lienzo de inspiración marina, un mundo onírico que evoca la naturaleza y la fantasía. Está decorada con azulejos verdes, rosas y azules que brillan con el sol. Además, cuenta con balcones que tienen forma como de máscara y el edificio está coronado por un espectacular tejado formado por grandes escamas que simulan el lomo de un animal. Se puede visitar el interior de esta joya del modernismo catalán: la entrada es cara (34 euros) pero el interior es tan espectacular como la fachada. Destaca el Patio de Luces, con azulejos de distintos tonos de azules que te transporta a un mundo submarino, o la Planta Noble, cuyo salón representa la máxima expresión del modernismo.

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Casa Batlló

Continuamos nuestra ruta del modernismo catalán por el Paseo de Gracia hasta la Casa Enric Batlló, del arquitecto Josep Vilaseca, que poseía un proyecto de clara inspiración neogótica, pero cuyos resultados quedaron reducidos al realizarse la obra.

Un poco más adelante nos encontramos con la Casa Milá, otra de las casas más conocidas de Gaudí. Es considerado el edificio civil más emblemático de Gaudí por las innovaciones funcionales y constructivas que introdujo este genio de la arquitectura. La Casa Milá es conocida popularmente como la Pedrera (cantera en catalán) por su aspecto exterior, que consiste en tres fachadas de piedra que tienen una continuidad formal y estilística y que con su forma sinuosa y ondulada recuerda a una roca modelada por las olas del mar. En las fachadas también destacan los 32 balcones de hierro forjado, elaborados con restos de chatarra de desguace.

Puedes visitar la Pedrera por dentro, aunque también es una visita cara (34 euros), pero muy recomendable ya que lo más espectacular de la Pedrera es, sin duda, su azotea, donde Gaudí situó las salidas de escalera, las chimeneas y las torres de ventilación. Sin embargo, da la sensación de que estamos en un jardín de esculturas al aire libre por las originales formas y diseños de estos elementos. En el interior se puede visitar también el desván, donde destacan los arcos catenarios, el piso de la Pedrera, que recrea un piso de la burguesía catalana de la época y el patio y el vestíbulo de la casa Milá.

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Terraza de la Pedrera

Desde la Pedrera te recomendamos que sigas caminando hacia el Palacio Ramón Montaner, que está a pocos metros. El proyecto fue diseñado por el arquitecto José Doménech y Estapá, aunque más tarde se encargaría de él el arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Es un palacete de dos plantas y buhardilla de estilo modernista italianizante que actualmente es la sede del Gobierno de Cataluña.

Del mismo arquitecto nos encontramos la Casa Thomas construida para el industrial José Thomas entre los años 1895 y 1898. Era un edificio formado por la planta baja, donde estaba el taller del propietario y un primer piso que correspondía a la vivienda de la familia Thomas. Pero después se hizo una reforma y se añadieron tres pisos. Destaca su fachada con signos neogóticos y el vestíbulo. El Centro de Estudios de Luis Doménech i Montaner ofrece la oportunidad de visitar el interior de la Casa Thomas el tercer sábado de cada mes. En este enlace puedes ver el precio de la visita, el horario y la duración de la misma.

Continuamos la ruta del modernismo catalán hasta descubrir la Casa Lamadrid, obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, en la que destaca sobre todo la fachada profusamente ornamentada con balcones del primer piso, con planta semicircular y elementos ornamentales. Muy cerca está la Casa Manuel Llopis Bofill, del arquitecto Gallissà. A diferencia de otros edificios modernistas de la época, Gallissà se decantó por una fachada con elementos orientalistas, donde usó el ladrillo y el estuco en lugar de la piedra tradicional.

Nos dirigimos ahora hacia el Paseo de San Juan y ahí nos encontramos con el Palacio Macaya, una joya del modernismo catalán construido por Josep Puig i Cadafalch. Fue concebido como una residencia familiar en la que poder vivir unida toda la familia Macaya. Destaca el color blanco de la fachada, bastante alejado de otras obras similares de Puig i Cadafalch. Se puede visitar, ya que ha sido reconvertido como centro de cultura gestionado por la Caixa y está abierto al público. En este enlace puedes encontrar las fechas en las que hay visitas guiadas al edificio.

Seguimos la ruta por la Avenida Diagonal hasta encontrarnos con la Casa de Terradas, conocida popularmente como Casa de les Punxes. Es un edificio diseñado por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Es uno de los edificios más espectaculares de esta ruta modernista por el Eixample de Barcelona. Josep Puig i Cadafalch proyectó un edificio de aspecto medieval con elementos que recuerdan a la arquitectura gótica, aunque quizá lo más característico de este edificio son sus seis torres, coronadas por sendas agujas de forma cónica. Es por eso que se le dio el nombre de la Casa de les Punxes, que en catalán significa pinchos.

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Casa de les Punxes

Un poquito más adelante nos encontramos con la Casa Comalat, un edificio del arquitecto Salvador Valeri i Pupurull. La fachada está profusamente decorada y lo más destacado es la curva gaudiniana que se extiende por una doble fachada que da, por un lado, a la Diagonal, y por el otro, a la calle Córcega, que nos recuerda inevitablemente a la Casa Batlló de Gaudí. Frente a la Casa Comalat se encuentra el Palacio del Barón de las Cuadras, del arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Este palacio tiene dos fachadas: la principal es la fachada de la Avenida Diagonal y destaca por su decoración típicamente gótica y por su tribuna; la fachada posterior está en la Calle Roselló y destaca por su decoración con esgrafiados florales en tonos verdes y amarillos. Existen visitas guiadas para ver este palacio por dentro. En este enlace puedes encontrar toda la información.

Probablemente el hotel más bonito de toda Barcelona sea el Hotel Casa Fuster, un edificio construido en 1908 y totalmente restaurado en el año 2004, obra Lluís Domènech i Montaner.  Muy cerca está la Casa Serra, obra Josep Puig i Cadafalch, es un edificio con aspecto de palacete que este arquitecto construyó en homenaje a la antigua Casa Gralla, un palacete renacentista que desapareció en el siglo XIX. La Casa Serra ha tenido muchos propietarios a lo largo del tiempo, pero hoy en día es una de las sedes de la Diputación de Barcelona. La ruta del modernismo catalán por el Eixample de Barcelona termina en la Casa Sayrach, construida en el año 1918, cuando ya casi ningún arquitecto trabajaba en este estilo.

 

Ruta del modernismo catalán por el barrio Gótico, el Born y el Raval

Empezamos la ruta por el barrio del Born, en concreto por el Parque de la Ciutadella, donde está el Castillo de los Tres Dragones, construido entre 1887 y 1888 como café-restaurante para la Exposición Universal de Barcelona de 1888 por Lluís Domènech i Montaner. Muy cerca está también el edificio de la antigua Central Catalana de Electricidad, obra del arquitecto Pere Falqués i Urpí.

Después la ruta continúa hasta el Palacio de la Música Catalana, que es considerado el “edificio más modernista del mundo”. Curiosamente no es obra de Gaudí, sino de Lluís Domènech i Montaner, conocido como el padre del modernismo catalán y maestro de Gaudí. Fue un encargo impulsado por la sociedad coral popular el Orfeo catalán y que es la propietaria del edificio.

En el exterior del edificio destaca el grupo escultórico de la esquina, dedicado a la canción catalana y la secuencia de balcones, columnas y ventanas. Sin embargo, lo más espectacular del Palacio de la Música Catalana es la sala de conciertos, que es simplemente espectacular. Es imposible que tu mirada abarque todos los detalles de este increíble espacio pero hay algunos elementos que es no pasan desapercibidos como el lucernario, el órgano, el escenario y la techumbre.

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Interior del Palacio de la Música Catalana

Nos dirigimos hacia el barrio gótico de Barcelona para llegar a la Casa Martí o Los Cuatro Gatos, que es un restaurante diseñado por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Fue un lugar de tertulias, cenas y reuniones de los artistas de la época, entre ellos Picasso.

Después nos acercamos a la calle Santa Lucía donde está la Casa del Arcediano, que en 1895 se convirtió en la sede del colegio de abogados de la ciudad y la reforma la llevó a cabo Domènech i Montaner, por lo que añade algunos toques modernistas, como el buzón modernista. Es un buzón de mármol blanco en el que se pueden ver cinco golondrinas que representan la libertad de la justicia y la rapidez que todo el mundo desea en un juicio, una tortuga que representa la lentitud del sistema judicial, las hojas de hiedra que simbolizan los enredos burocráticos y el escudo del Colegio de Abogados de Barcelona.

El siguiente edificio modernista de la ruta está situado en las Ramblas de Barcelona y es la Casa Bruno Cuadros, obra de Josep Vilaseca i Casanovas. Bruno Cuadros era el propietario del edificio y de la tienda de paraguas, sombrilla y abanicos de los bajos. Josep Vilaseca combina diferentes elementos arquitectónicos y decorativos inspirados en otras culturas, como los cristales pintados o las pinturas con personajes extraídos de láminas japonesas. Sin embargo, el elemento más significativo es el dragón chino de hierro forjado que sobresale de la fachada y que sostiene un paraguas.

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Casa Bruno Cuadros

Continuamos por las Ramblas hasta la Plaza Real, donde destacan dos farolas modernistas diseñadas por Gaudí en el año 1878. En las farolas destacan las dos serpientes en una vara y un casco alado, que son los atributos del Dios Hermes, patrón de los comerciantes.

El último edificio de esta ruta del modernismo está en el barrio del Raval y es el Palacio Güell, obra de Gaudí y encargo de Eusebi Güell para hacer su residencia en el centro de Barcelona, que debía ser vivienda familiar y espacio social, cultural y de encuentro de la burguesía de la época. Destaca la innovadora concepción del espacio y de la luz de Gaudí y todo ello se puede apreciar si visitas el interior del palacio.

El interior es impresionante y destaca el salón central, que tiene cúpula parabólica de reminiscencias celestiales. Alrededor de esta sala, Gaudí distribuye las estancias del palacio de manera totalmente funcional, lo que crea juegos de perspectiva que dan la sensación de amplitud y majestuosidad.

Como en otros edificios de Gaudí, la azotea es preciosa. Aquí vemos diferentes chimeneas, cuyos sombreretes están recubiertos con trencadís y en el centro está la aguja cubierta de piedra arenisca procedente de las paredes de los hornos de cal y rematada con un pararrayos de hierro que contiene una rosa de los vientos, un murciélago y una cruz griega. Además, desde aquí hay unas vistas bonitas de Barcelona. El Palacio Güell se puede visitar y la entrada cuesta solo 5 euros, bastante barato en comparación con otros edificios de Gaudí. En este enlace encontrarás toda la información.

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Palacio Güell

 

Ruta del modernismo por Gracia y alrededores

Empezamos la ruta por el símbolo de Barcelona por excelencia, la Sagrada Familia, la obra más importante de Gaudí y en la que el arquitecto puso todo su empeño. La primera piedra del templo se puso en 1882 bajo la dirección de Gaudí pero, como probablemente ya sepas, no se ha terminado y aún está en construcción. Todo el templo está pensado a partir de dos ejes fundamentales que fueron fundamentales para Gaudí: el discurso cristiano y la observación de la naturaleza. Por ello, son numerosos los símbolos y alegorías de la Biblia, que Gaudí relaciona estructural, formal y simbólicamente con la naturaleza, ya que para él, la naturaleza era obra de Dios.

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Fachada de la Natividad de la Sagrada Familia

La Sagrada Familia es una iglesia de planta de cruz latina, a partir de la cual se forman cinco naves. Destacan sus tres fachadas: la fachada de la Natividad, proyectada por Gaudí; la fachada de la Pasión y la fachada de la Gloria. Todas las fachadas fueron concebidas como grandes libros de piedra que relatan la llamada «historia de la salvación». La Sagrada Familia contará 18 torres, algunas de ellas aún en construcción. La más alta representará a Jesucristo, mientras que las demás representarán a los apóstoles, los evangelistas y la Virgen María. El monumento alcanzará así una altura máxima de 172,5 metros.

En la Sagrada Familia todo tiene un sentido, nada es arbitrario. La luz es un elemento importantísimo: la fachada de la Natividad recibe la luz del amanecer como símbolo del nacimiento de Jesús, luz del mundo y aquí las vidrieras tienen tonos fríos, como la luz del amanecer. La fachada de la Pasión recibe la luz del atardecer o del sol poniente, metáfora de la muerte de Jesús y su descenso a los infiernos y aquí las vidrieras tienen tonos cálidos como la luz del ocaso. Y la fachada de la Gloria recibe la luz del pleno día que ilumina la nave central en todo su esplendor, símbolo de la resurrección.

La Sagrada Familia es impresionante por dentro y por fuera y por eso te recomendamos que no te pierdas su interior. La entrada cuesta 26 euros y en este enlace encontrarás toda la información.

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Interior de la Sagrada Familia

Después podemos acercarnos caminando al Recinto modernista de Sant Pau, una de las grandes obras del modernismo catalán. La ciudad de Barcelona contaba desde el siglo XV con un hospital que estaba situado en el Raval. Sin embargo, a principios del siglo XIX con el aumento de la población de la ciudad, las instalaciones del Hospital de Santa Cruz fueron insuficientes.

Así es como surge el proyecto para construir un recinto más grande en el Eixample de Barcelona. La construcción del hospital fue financiada por el banquero Pau Gil i Serra y es obra del arquitecto Lluís Doménech i Montaner, que ideó una “ciudad dentro de la ciudad” con pabellones rodeados de jardines y conectados entre sí por una trama de túneles subterráneos.

El Hospital ideado por Doménech estuvo en funcionamiento 80 años pero una vez más el avance hizo que el hospital cambiara de sede y desde 2014 se puede visitar este recinto modernista, que es espectacular.

Doménech proyectó un gran hospital que ocuparía 9 manzanas, en un terreno cuadrado de 300 metros de lado. Cuenta con 27 edificios, separados para evitar contagios, cada uno de ellos dedicado a una especialidad. Además, para moverse entre los recintos se ideó un sistema subterráneo de túneles de más de un kilómetro. Destaca también el gran espacio libre entre edificios, un agradable lugar para la curación de los pacientes.

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Recinto modernista de Sant Pau

Desde allí puedes dirigirte hasta el Parque Güell. Puedes optar por ir caminando (30 minutos) o bien tomar un bus (H6). Es el parque más conocido de Barcelona y fue un proyecto de Eusebi Güell y Gaudí. En un principio fue pensado como urbanización privada para familias acomodadas de la capital catalana (se planteó una urbanización para 60 casas), aunque finalmente se inauguró como parque público en 1926. Se llegaron a construir algunas casas y los elementos monumentales y escultóricos se han convertido en uno de los sitios más fotografiados de Barcelona. Entre estos destacan los dos magníficos pabellones de la portería, una gran escalinata ajardinada donde se encuentra la fuente de la salamandra, la Sala Hipóstila, pensada para instalar un mercado dentro o los bancos del mirador, decorados con su famoso trencadís.

Hasta hace unos años la entrada al Parque Güell era gratuita, pero ahora la entrada al conjunto monumental del Parque Güell es de pago. El resto de parque se puede visitar de forma gratuita y en este enlace puedes encontrar toda la información necesaria.

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Parque Güell

El último edificio de esta ruta es la Casa Vicens, situada muy cerca de la parada de metro de Lesseps en el barrio de Gracia. Es el primer encargo que recibió Gaudí en el año 1978 y es considerada su primera obra maestra. Manuel Vicens encargó al arquitecto construir una casa de veraneo para él y su familia en la antigua villa de Gracia, que por esa época estaba a las afueras de Barcelona y no estaba tan integrada en la ciudad como la actualidad.

Las referencias a la naturaleza son claras, como ocurre en otras obras de Gaudí. En el exterior destaca la hoja de margallón en la reja de forja de la entrada y las flores de clavel de moro en los azulejos de la fachada. En el interior utiliza diferentes artes decorativas, como la forja, la pintura o la cerámica para hacer referencias a la naturaleza y así se crea una continuidad entre el espacio exterior y el interior.

Es una casa  estructurada en cuatro niveles: subterráneo, planta baja y dos pisos, que fue abierta al público en 2017. Te recomendamos encarecidamente visitarla, ya que lo más espectacular es su interior, especialmente en los espacios nobles y en el exótico salón de fumadores. En este enlace encontrarás los horarios y el precio de la entrada.

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Interior de la Casa Vicens

Esperamos que si visitas Barcelona, disfrutes de estas tres rutas del modernismo catalán que te harán descubrir los edificios más emblemáticos de la ciudad condal.

 

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