No es casual que en el 2020 nos hayamos acordado de nuestro viaje a China. En tiempos de la pandemia del Covid-19, el epicentro de las noticias ha sido el gigante asiático, por lo que ha sido imposible que no nos acordemos de nuestro viaje por este país.
Viajamos a China en 2010 en un viaje organizado con nuestra familia. Nosotras ya sabéis que somos más de viajar por libre pero, en esta ocasión, nuestros padres nos propusieron hacer este viaje con ellos y, por supuesto, aceptamos encantadas. Se nos brindaba la posibilidad de viajar a Asia, continente que no conocíamos hasta la fecha y que ha resultado ser uno de nuestros favoritos, y, además, podríamos conocer el gigante asiático. Como podéis imaginar fue una oportunidad a la que no nos pudimos resistir.
Escenas en las calles de Beijing
China fue nuestro primer contacto con Asia y entramos por la puerta grande. Hicimos una ruta básica que incluye lo que se considera esencial del país, una pincelada de todo lo que puede ofrecer: la moderna Shanghai, los bucólicos paisajes de Guilin, los guerreros de Xi’an, la majestuosa Beijing y la interminable Muralla China.
En nuestro viaje por China pudimos ver cómo modernidad y tradición se entremezclan, a veces dando la sensación de que la primera engulle a la segunda, pudimos saborear la gastronomía china que por aquel entonces no tolerábamos muy bien, nos sentimos diferentes cuando éramos objeto de la curiosidad de muchas de las personas con las que nos cruzábamos…
Calles de Xi’an
Muchas son las experiencias positivas que guardamos en la memoria. Porque aunque fuéramos con un viaje organizado, tuvimos tardes libres en las que pudimos escaparnos y aventurarnos y pudimos vivir momentos muy divertidos, que realmente es lo que más recordamos a día de hoy. Por ejemplo, cuando la incomunicación con un taxista nos hizo desviarnos unos cuantos kilómetros en Shanghai, o cuando esa misma dificultad de comunicarnos nos hizo imposible parar un taxi y una señora nos tuvo que ayudar. También fue divertido cuando animamos a mi madre a entrar en una peluquería para que se lavara el pelo porque habíamos leído que daban masajes o cuando a mi padre le tiraron una zapatilla porque no hicimos bien el regateo y la vendedora se enfadó.
Naturalmente, la pega del viaje fue que, como ocurre en todos los viajes organizados, vas un poco a la carrera, con una ruta muy planificada y siempre acompañados en todo momento por guías de viajes. Esto hace que todas estas anécdotas que te pasan cuando vas por libre, se reduzcan y se pierda esa magia de interactuar con los locales que se puede tener al viajar por libre.
En un templo de Xi’an
A día de hoy, con China tenemos sentimientos encontrados. Por una parte volveríamos, ya que creemos que no lo hemos visto correctamente. Es tanto lo que nos perdimos del país y de la experiencia de viajar a China que nos planteamos el volver y poder vivir e indagar este país como se merece. Por otra parte, al haber estado ya, hay una parte de nosotras que prefiere descubrir otros rincones del mundo, ya que China no es un destino al que volveríamos con los ojos cerrados, como nos ocurre con otros países India, Egipto o Marruecos.
Es por eso, que en este blog no os vamos a poder facilitar información práctica sobre China, tan solo estos recuerdos leves y borrosos, de un país del que guardamos un recuerdo bonito, familiar, el país que nos despertó nuestro gusto por Asía. Lo que sí tenemos claro es que si algún día volvemos a aterrizar en el gigante asiático, sabemos que será por libre.