Viajar a Marruecos engancha. Visitamos el país vecino por primera vez en agosto de 2012 y desde ese momento supimos que volveríamos. Y volvimos. No nos pasa con todos los sitios que visitamos. Hay destinos que nos gustan y que disfrutamos muchísimo pero hay otros que nos enganchan. Y viajar a Marruecos engancha.
Marruecos es nuestro país vecino pero, sin embargo, se siente bien alejado de nuestra cultura occidental. Por eso, viajar a Marruecos es sorprendente, fascinante, diferente y sencillo. Viajar a Marruecos te permite disfrutar del país con los cinco sentidos.
Medina de Marrakech
A través de la vista obtenemos la primera impresión del país y a través de los ojos apreciamos su belleza. Marruecos es un espectáculo para la vista en muchos sentidos. En este país podrás disfrutar de la belleza del arte islámico. Un arte sencillo en el exterior pero con interiores profusamente decorados con motivos vegetales, escrituras, etc. Lo encontrarás en las mezquitas de las diferentes ciudades que visites, en las madrasas o escuelas, en los palacios pero también en las medinas. Perderse caminando por las medinas te permitirá encontrarte con oficios ya olvidados en nuestra cultura y a los que nuestros ojos ya no están habituados. En Marruecos tus ojos encontrarán diferentes paisajes y todos ellos te parecerán extremadamente bellos y diferentes entre sí: el imponente Atlas, las extensas playas del sur de Marruecos o la inmensidad de las dunas de Merzouga son buenos ejemplos. Pero sobre todo disfrutarás observando a sus gentes. Por ello te invitamos a sentarte en una terraza y observar el bullicio de sus calles, de sus plazas, de sus mercados, etc.
El gusto nos hace conocer la cocina típica del país y Marruecos es un placer para el paladar. La cocina marroquí está marcada por la mezcla de especias y hierbas y eso se puede apreciar en cada bocado. La comida marroquí engancha. El cuscús es el plato nacional y debes probarlo en todas sus formas. Pero no podemos olvidarnos de los guisos tradicionales o tajines, la sopa harira, la pastilla (una especie de pastel y tarta típica de Fez), la comida de los puestos de la Plaza de Jemaa el Fnaa, la pizza bereber de Rissani y, por supuesto, los dulces, tartaletas o galletas que están riquísimos.
Cuscús
A través del oído podemos descubrir sonidos nuevos a los que no estamos acostumbrados en nuestra vida diaria. Viajar a Marruecos, como a cualquier país musulmán, es escuchar la llamada a la oración varias veces al día. Es escuchar las voces de sus gentes intentando venderte algo y es escuchar a veces las ingeniosas frases que se aprenden para captar tu atención. En Marruecos escucharás el repiqueteo de los orfebres al trabajar el metal, el ruido del cuchillo del carnicero al despiezar un animal o el sonido de las máquinas de coser. Viajar a Marruecos es escuchar los canciones bereberes a la luz del fuego en medio del desierto, pero también es disfrutar del silencio en medio de las dunas.
El olfato, en un país como Marruecos, está muy presente. Marruecos huele a especias. Huele a tomillo, a hierbabuena, a menta. Si paseas por la medina, serán muchos los marroquíes que quieran invitarte a tomarte un té de menta con ellos. Marruecos huele a perfume y el olor que más sobresale es el del jazmín, una flor muy popular y de mucha importancia, por ejemplo, en las ceremonias matrimoniales. Marruecos huele a cuero, al cuero de sus babuchas y de la cantidad de bolsos, sandalias y mochilas que venden. Marruecos huele también a la comida de los puestos que harán que te suenen las tripas. Pero también puedes encontrarte con algún que otro olor desagradable como el de los famosos curtidores.
Los curtidores de Fez
El tacto es el sentido más sutil en lo que refiere a viajar. En Marruecos lo encontrarás al pasear descalzo por el desierto y al sentir la fina arena en tus pies. También podrás sentirlo al sujetar el caliente vaso de té al que has sido invitado. Y definitivamente lo sentirás cada vez que estreches la mano de un marroquí y sientas la calidez y la amabilidad con la que te reciben.
Viajar a Marruecos es, como ves, un placer para los cinco sentidos. Si buscas un destino diferente, auténtico y especial, no dudes en visitar nuestro país vecino porque estamos seguras que, como a nosotras, te enganchará.