Desde pequeñita lo tenía claro: quería estudiar Historia y especializarme en el Antiguo Egipto. Así que como os podréis imaginar, viajar al país del Nilo estaba ya en mi cabeza desde hacía tiempo. Finalmente, estudié Historia, me especialicé en Egiptología y he visitado Egipto en tres ocasiones: 2009, 2011 y 2017. Tres momentos diferentes de mi vida y, desde luego, tres momentos diferentes de la vida del país.

 

Egipto no se entiende sin el Nilo. Tal y como dijo Hecateo de Mileto, en una frase hecha célebre después por Herodoto, “Egipto es un don del Nilo”. La crecida anual fertilizaba las llanuras adyacentes y facilitó que, ya desde la prehistoria, se asentaran diferentes poblaciones humanas. Todo aquel que visite Egipto quedará fascinado por la grandiosidad de este río. Lo navegará en crucero o en calesa y se sorprenderá de la belleza de los paisajes a sus márgenes. El contraste entre la tierra verde de los cultivos y la tierra marrón de la parte desértica es una de las cosas que más disfruto cuando estoy allí.

El Nilo desde la orilla occidental de Luxor

Todo aquel que viaje a Egipto se encontrará cara a cara con la historia de una civilización que se remonta a principios del III milenio a.C. Es imposible para el viajero no fascinarse al ver los vestigios de esta civilización. Viajar a Egipto es perderse en un viaje al pasado.

Cuando estés en Giza, la sola presencia de las pirámides de Khufu, Khafre y Menkaure (quizás las conozcas como las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos) te dejarán sin palabras. Son abrumadoras. Y si no tienes claustrofobia te invito a visitarlas por dentro aunque en su interior no esperes encontrar más que una cámara vacía.

pirámides-Giza

Pirámides de Giza

En Luxor, la antigua Tebas, te sentirás pequeñita ante la inmensidad de las columnas de la sala hipóstila de Karnak y, al visitar el templo de Luxor al atardecer mientras se escucha la llamada a la oración, se te pondrán los pelos de punta. Los colores que se conservan en el templo de Medinet Habu te harán hacerte una idea de cómo debían lucir los templos en la antigüedad.

En el sur de Egipto, los colosales templos de Abu Simbel, que mandó construir Ramsés II, te dejarán con la boca abierta y el probable madrugón que te hayas pegado para llegar hasta allí habrá merecido la pena. La riqueza de los relieves de los templos ptolemaicos, como Edfu, Esna o Philae, hará que te sea difícil despegar la vista de ellos y que quieras apreciar cada detalle.

Medinet Habu

No debes olvidar que eso es tan solo una parte de su pasado. En el año 642, el Islam llega a Egipto y por ello, en tu visita a este país no debes olvidarte del legado islámico. Aunque El Cairo es el punto de partida para visitar las pirámides de Giza o Saqqara, te recomiendo dedicarle al menos un día a descubrir el Cairo islámico

El Cairo es conocida como la ciudad de los mil minaretes. Un minarete es una torre adyacente a una mezquita desde la que el almuecín llama a la oración. En El Cairo hay muchas mezquitas, modernas y antiguas, y desde la Ciudadela podrás comprobar por qué se la conoce con este nombre.

El Cairo es caos. Es bullicio. Es tráfico y probablemente a mucha gente no le guste. Yo tengo predilección por los sitios caóticos y por eso me gusta. Independientemente de si te gusta el caos o no, no puedes dejar de pasear por sus barrios laberínticos, entrar en alguna de sus mezquitas o madrasas y regatear en el mercado de Khan el Khalili, el más grande de la ciudad. En Egipto no todo son templos y pirámides y ahí encontrarás el Egipto de hoy en día.

Khan el-Khalili

Egipto siempre ha sido un destino turístico pero hoy está casi vacío. Y es que también Egipto es historia reciente. El 25 de enero de 2011 el pueblo egipcio, animado por una serie de protestas en los países árabes vecinos, salió a la calle y se concentró en la plaza Tahir para protestar contra la dictadura de Hosni Mubarak. Es lo que se conoce como Revolución egipcia.

El 11 de febrero Mubarak dimitió. Han pasado casi ocho años de aquella revolución y desde 2014 gobierna el país otro militar, alSisi. La situación no es muy diferente a la época de Mubarak: crisis económica, corrupción, Estado de Emergencia recurrente, juicios militares, persecución a la oposición y terrorismo, entre otros. A todos estos problemas se ha de añadir la escasez de turismo en un país que vivía prácticamente de ello.

La inicial situación inestable hizo que el turismo en Egipto decayera y desde entonces, los turistas han decidido descartar este lugar de sus listas de vacaciones y son pocas las personas que se animan a viajar al país de Nilo porque no lo sienten seguro. Yo he podido visitar Egipto antes, durante y después de la revolución y da mucha pena la falta de turismo, por todo lo que ello conlleva para la población egipcia. No puedo negar que es increíble ver los sitios arqueológicos casi sin gente, en algunas ocasiones literalmente sola, pero las conversaciones con la población egipcia te hacen darte cuenta de la cantidad de gente que dependía del turismo.

Así que desde aquí te animo a visitar Egipto. Te invito a visitar más pirámides que las de Giza, más tumbas que las del Valle de los Reyes, más templos que los de Karnak y Luxor. Descubrir el Egipto de ayer y de hoy. Seguro que entonces querrás volver tantas veces como lo he hecho yo.

 

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