Ouidah es sin lugar a dudas la capital espiritual de Benín. Situada en el sur del país, a unos 40 kilómetros de Cotonú y a unos 50 kilómetros de la frontera con Togo, es probablemente una de las ciudades más interesantes de Benín, por su desgarradora historia vinculada a la esclavitud, pero también como sede del festival vudú que tiene lugar todos los 10 de enero. Ouidah es una ciudad que tiene mucho que ofrecer al viajero y en este post te contamos todo lo que puedes ver en esta ciudad beninesa.

 

UN POQUITO DE HISTORIA

Ouidah fue fundada en el siglo XIV y fue capital del reino homónimo hasta que en 1727 fue conquistada por el rey Agaja del vecino reino de Dahomey. En el post de Abomey te contamos los orígenes del famoso Reino de Abomey a principios del siglo XVII, que fue uno de los reinos más poderosos de la costa occidental de África hasta 1900 y que dominó el comercio con los traficantes de esclavos europeos en la Costa de los Esclavos.

Ouidah va a ser el eje del tráfico esclavista gracias a los acuerdos con los europeos. Así se instalaron en la ciudad franceses, ingleses, daneses, holandeses y portugueses que construyeron sus fuertes y comerciaron con seres humanos.

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Estatua conmemorativa en Ouidah

Con la llegada y la conquista de América las potencias europeas empezaron a colonizar a los pueblos indígenas americanos ya que se necesitaba mano de obra barata. Sin embargo, Bartolomé de las Casas relata las atrocidades que llevaron a cabo los conquistadores y es conocido como el protector de los indios, sosteniendo que eran plenamente humanos, tenían alma y era injustificable someterlos por la fuerza. 

Así se hubo de buscar mano de obra barata en otro lugar y se empezaron a importar personas esclavizadas de África. En la ideología racista imperaba en aquella época y los negros eran considerados personas inferiores y asimilados  a animales, por lo que no eran sujetos de derecho y jurídicamente eran considerados cosas. 

De esta manera es como se establece el comercio triangular Europa, África, América que sirvió económicamente a los intereses de las colonias americanas y fue la base del sistema de plantaciones, así como del crecimiento preindustrial en Europa. 

Uno de los personajes importantes de la historia de la esclavitud ciudad de Ouidah es Francisco Félix de Sousa, el famoso comerciante de esclavos. Era originario de Brasil y de origen humilde y llegó a Ouidah a buscar fortuna con el comercio de esclavos, convirtiéndose en pocos años en uno de los comerciantes de esclavos más importantes de África occidental.

Se estima que la cifra de esclavos africanos transportados a América sería de un millón en el siglo XVI, 3 millones en el siglo XVII y de 7 millones durante el siglo XVIII. Todo esto sin cortar a los millones de personas que perdieron la vida antes de partir, los enfermos y heridos que fueron abandonados por el camino y aquellos que se rebelaron y fueron asesinados. 

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Puerta de No Retorno

Tras la abolición de la trata legal de esclavos en 1807, Ouidah perdió gradualmente su importancia pero la trata de esclavos ha marcado todos los aspectos de la ciudad. La historia de Ouidah no se puede entender sin su desgarrador pasado esclavista.

 

QUÉ VER EN OUIDAH

En este post te contamos todo lo que no puedes perderte si visitas Ouidah.

Templo de de las pitones de Dangbe

El conocido templo de las pitones de Ouidah es, seguramente, uno de los lugares más visitados en Benín. De hecho aquí es donde nos cruzamos con más viajeros occidentales. Se encuentra situado en la Plaza Agoli, justo enfrente de la Basílica de la Inmaculada Concepción, que es el principal lugar de culto católico de la ciudad. Una metáfora del sincretismo con el que se mezclan ambas religiones en Benín y que tanto nos impresionó, como te contamos en este post.

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Templo de las pitones

Como ya te contamos en nuestro post sobre la religión vudú, el panteón vudú es muy grande y existen diferentes divinidades. Una de esas divinidades es Dangbe, la divinidad relacionada con el mar y a la que se la representa como una serpiente, símbolo de todo lo que da vida. Dangbé es una divinidad muy respetada y por eso las pitones son animales semi sagrados para los benineses.

Para visitar el templo de las pitones de Dangbe hay que pagar una entrada y la visita es guiada por uno de los sacerdotes del templo. El templo es una construcción modesta donde se pueden distinguir varios elementos importantes. Nada más entrar nos encontramos con un árbol sagrado: es un iroko sagrado y se dice que tiene 600 años. Está cubierto por un lino blanco y ahí se conservan los espíritus de los antepasados. Como ya explicamos en nuestro post sobre la religión vudú, lo más importante de esta religión es la creencia de que la vida de los ancestros continúa después de la muerte, pero no van a ningún “cielo” o “paraíso”, sino que se quedan entre nosotros y se pueden transformar en animales o árboles, por lo que hay una estrecha relación que existe entre el vudú y la naturaleza.

El templo tiene un patio abierto donde encontramos el zingbin, un enorme canario blanco sagrado que tiene más de 200 años. En África occidental y central un canario es un recipiente grande que se usa para almacenar y enfriar el agua potable y que aquí, al encontrarse en un templo, tiene carácter sagrado. 

El edificio más importante es el templo de las pitones donde están las pitones reales. Hay unas 20 pitones reales: hay pitones hembras (dangbé drè) y pitones macho (dangbé kpohoun), que son las más grandes. El sacerdote nos contó que no las alimentan sino que las pitones salen por la noche a comer ratas y ratones y luego vuelven. 

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En este momento de la visita te van a ofrecer colocarte una pitón en el cuello. Las pitones no hacen nada pero no hace falta explicar que esto es un” show” turístico. Quizá lo más responsable sea declinar la oferta porque, aunque puedan ser inofensivas, no dejan de ser animales que pueden atacar en caso de verse en peligro. 

Bosque sagrado de Kpassè

El bosque de Kpassè debe su nombre al segundo rey de Savi, una localidad a 11 kilómetros de Ouidah que fue capital del reino de Huéda. Se atribuye a Kpassè la fundación de Ouidah en 1550. Como ya te hemos contado, en el vudú la vida de los ancestros continúa después de la muerte y se pueden transformar en animales o árboles. Al morir Kpassè se metamorfoseó en un árbol y aquí se puede ver el árbol iroko del rey Kpassè. 

Además, en el bosque se pueden ver algunas estatuas que han sido realizadas por artistas benineses y que representan dioses del panteón vudú. Desde 1992 está abierto al público y es muy recomendable visitarlo.

Ruta de los esclavos

El pasado de Ouidah está muy ligado al comercio de esclavos y aquí es posible recorrer los últimos 4 kilómetros que miles de hombres y mujeres hicieron encadenados, dejando atrás su familia, su tierra y su libertad para ser enviados a América como esclavos y esclavas.

En Ouidah se puede recorrer a modo de vía crucis las diferentes etapas por las que pasaron estos hombres y mujeres. Es un recorrido escalofriante pero a la vez necesario, ya que la historia de esta zona de África no se puede separar de la esclavitud.

El recorrido empieza en la Plaza de Chacha, que era el lugar donde se comerciaba con seres humanos y por eso también se conoce como Plaza de las Subastas. El comercio con seres humanos fue autorizado por el Papa Nicolas V el 8 de enero de 1454 y en esta plaza se realizaba la subasta de esclavos. Los hombres y mujeres eran conducidos bajo un árbol, plantado en 1747 por un rey de Dahomey, y los esclavistas europeos compraban esclavos a cambio de armas, pólvora, licor, tabaco, telas, pipas… Hoy hay una placa en recuerdo a todas aquellas personas que fueron vendidas como si fueran ganado. En esta plaza se encontraba también la casa de Francisco Félix de Sousa, el famoso comerciante de esclavos.

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La plaza de Chacha

Tras ser comprados, los esclavos eran conducidos a la Casa de la Asunción, donde  “eran marcados” con las iniciales de sus propietarios en la espalda para poder reconocer a qué comprador pertenecían.

Tras esto, eran conducidos al Árbol del Olvido, que actualmente ya no existe pero donde hoy se puede ver una estatua que recuerda a los esclavos que fueron llevados a olvidar sus orígenes. Aquí se llevaba a cabo un ritual que consistía en dar vueltas alrededor del árbol en el sentido de las agujas del reloj (9 vueltas para los hombres y 7 vueltas para las mujeres). Los compradores hicieron creer a los esclavos que el árbol tenía el poder de borrarles la memoria y quitarles el espíritu, para obtener cuerpos vacíos, sin espíritu.

Tras este ritual eran llevados a la Casa Zomai donde pasaban sus últimos días. Zomai significa “donde no pasa la luz” y aquí los esclavos eran encarcelados durante semanas, incluso meses, en condiciones inhumanas: sin alimentos, hacinados y en la más completa oscuridad. Así se les privaba de su voluntad rebelde y, una vez los sacaban para embarcarse hacia América, iban totalmente desorientados porque habían perdido la percepción del tiempo.

Muchas personas no sobrevivían y morían desnutridas y maltratadas. Sus cuerpos fueron arrojados a la fosa común de Zoungbodji. Actualmente se puede ver un mural creado en 1992 por un artista beninés.

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Mural en recuerdo de la fosa común de Zoungbodji

Una de las últimas etapas de este recorrido infernal era el Árbol del Retorno, que es aún visible en la calle del Esclavo. Aquí se llevaba a cabo un ritual que aseguraba el regreso del alma de los esclavos a casa y que consistía en dar 3 vueltas al árbol en el sentido de las agujas del reloj.

Después eran conducidos a la playa, al lugar donde hoy se encuentra el monumento de la Puerta de No Retorno, un arco solemne que simboliza el puerto de embarque de los esclavos y su despedida de la tierra natal. Muchos estaban destinados a la muerte en la travesía y a los que sobrevivían al viaje infernal les esperaba una vida de esclavitud y humillaciones en una plantación americana.

En el camino que recorrían los esclavos se pueden ver estatuas de los reyes del reino de Dahomey, cada uno representado con el símbolo o animal correspondiente. 

En Ouidah se puede visitar también el Museo del Esclavismo, al que nosotras no pudimos ir por falta de tiempo. Aquí se explica el proceso del esclavismo desde que las familias eran capturadas y llevadas a Abomey, hasta su llegada a América.

Festival vudú

Benín se considera la cuna del vudú y la importancia de esta religión ancestral es palpable en casi cada rincón del país. En la guía “Rumbo a Benín” de Joan Riera podemos leer: “No hay (casi) ningún africano ateo o agnóstico ya que el africano siempre cree en algo y ese algo en Benín se llama vudú”.

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Sacerdote del templo de las pitones

El vudú se considera una de las religiones más antiguas y remotas del mundo que poco tiene que ver con la popular imagen de muñecos pinchados con alfileres que seguramente se te haya venido a la mente al leer la palabra vudú. Se calcula que esta religión animista se originó en la región selvática entre Togo y Benín hace unos 4.000 años y desde entonces está en constante evolución. Hoy cuenta con unos 60 millones de adeptos repartidos por Benín, Nigeria, Togo y algunos países americanos, como Brasil o Venezuela, territorios a donde llegaron miles de esclavos procedentes de África. En este post te contamos mucho más sobre el vudú en Benín.

Desde 1992 se celebra cada 10 de enero el Festival de Vudú y Religiones Tradicionales y es, sin duda, una de las mejores ocasiones para visitar la ciudad de Ouidah. Durante varios días casi 10.000 personas visitan Ouidah para asistir a este festival. La mayoría de los asistentes son benineses, pero también hay muchos nativos que vienen de América (Brasil y Haití principalmente) para regresar a la tierra de sus antepasados.

El objetivo de este festival es reivindicar la religión vudú, así como otras religiones animistas. El festival comienza en el templo de las pitones, donde el mayor feticheur de Ouidah rinde homenaje al fetiche e inicia una procesión que concluye en la playa, donde está la Puerta de No Retorno y donde tiene lugar la fiesta.

Aquí se realizan durante varios días ceremonias y rituales vudú, sacrificios para honrar a las deidades del panteón vudú y a los antepasados y la gente baila y canta danzas tradicionales, mientras algunos adeptos caen en trance, poseídos por los espíritus.

Si puedes planear tu visita a Benín durante las fechas de este festival vudú podrás ser testigo de uno de los acontecimientos más importantes del país. Si nosotras volvemos a Benín, nos gustaría poder participar de tal acontecimiento.

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Diosa Dangbé

Si te interesa viajar a Benín durante estas fechas hay varias agencias con las que te recomendamos que hagas este viaje. Huellas nómadas, con quien nosotras visitamos Benín, oferta cada año un viaje a Benín para asistir a este festival. También hay otras agencias que a veces ofertan viajes a Benín en estas fechas como Viajes en ruta, que es una agencia de viajes que creada por Quim Fabregas y especializada en viajes etnográficos o Kumakonda, otra agencia de viajes especializada en destinos del continente africano.

 

Esperamos que este post te sea útil en tu visita a una de las ciudades más interesantes de Benín.

 

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